Juanito se dirige a la piscina de su ciudad. Antes lo hacía más, más que nada por la posibilidad de encontrar un guapo en la ducha. Desde que conoció a Ian no había vuelto porque no le interesa nada más. Pero ese día nadando se colabora con los niños más desvalidos y Juanito siente que no puede fallar. Cuanto más nades pues más dinero la piscina da a
--¡no puede ser, no puede ser¡
Le da rabia no haberlo visto antes, haber disfrutado de
ese cuerpazo en bañador.
--¡pero lo podés ver desnudo, boludo¡ --se dice así mismo
lamentando los segundos que está perdiendo.
Está muy sofocado, quiere tranquilizarse para que el
chico no se dé cuenta de sus intenciones y estás se vean frustradas. Juanito no
puede creer que tenga a Ian a unos metros y que en esos momentos debe estar ya
desnudo en las duchas. Hay individuales y colectivas.
--ojalá esté en las colectivas y me pueda duchar a su
lado –piensa.
Juanito siente que el corazón se le va a salir por la
garganta.
--¡mi sueño hecho realidad¡ –piensa.
Su sueño era volver a ver a Ian, revivir los momentos en
los que lo conoció, que sea alguien en su vida pero tampoco puede obviar que el
chico está muy bueno y que le gustaría mucho verlo desnudo. Ian entra ansioso a
buscar sus cosas para ducharse. La respiración es entrecortada. No hay nadie en
los vestuarios pero oye la ducha.
-¡es él¡ ¡¡es él¡ --dice al borde del infarto.
Mil veces se dice que debe calmarse o Ian se va a ir pero
no puede calmarse. Está a pocos metros de poder ver al hombre más guapo del
mundo completamente desnudo. Ian está en la primera ducha. No lo hace esperar
mucho. Juanito tiene que ahogar un gemido. Por un lado lamenta que no esté en
las colectivas, que no pueda verlo mientras se ducha. Le encantaría poder
quedarse ahí mirando. Congelar ese momento. Se enamora de su culo. Es grande y
muy peludo.
--¡tiene el culo perfecto¡ --piensa.
Como que Ian está de espaldas, Juanito se queda varios
segundos hechizado de esa bella escena.
Mirando como Ian se da jabón en la cabeza y este desliza por la espalda,
entre las nalgas, las piernas. Juanito está excitado. Nota como su verga va
creciendo. Se tapa con la toalla por si Ian se gira y no se dé cuenta.
--que se dé la vuelta, que se dé la vuelta –va pensando.
Ahora que lo tiene tan cerca pero de espaldas, Juanito no
quiere renunciar a verle la verga pero Ian no se da la vuelta y Juanito sabe
que no puede ni debe quedarse ahí mirando aunque le gustaría. Se coloca en una
ducha frontal. Le da vergüenza que lo vean desnudo y más con su verga creciendo
pero quiere estar pendiente de cuando Ian salga de la ducha para ir tras él
pero está demasiado cachondo así que vuelve a atrás como si quisiera mirarse al
espejo pero nada. Disfruta mirando ese bello culo pero nada de la parte
frontal. Vuelve a la ducha frustrado y aunque se dice que no debe volver a
atrás es que no puede. Se siente demasiado solo y excitado e Ian le gusta
demasiado como para perder esa oportunidad.
--podría acercarme, saludarle –se va diciendo.
Pero Juanito es demasiado tímido y tampoco quiere ser
descarado. Ian está sintiendo el deseo de Juanito y le hace gracia.
--este gordito no va a dejar ducharme tranquilo –dice
para sí—será mejor que le dé lo que busca.
Justo cuando está
delante de él, Ian se gira ante Juanito ofreciéndole el hermoso regalo que tanto estaba
deseando. Dejando que, por unos segundos, Juanito disfrute con esa imagen que
tanto ha deseado.
--¡que verga¡ ¡¡que verga¡ --piensa Juanito.
El chico está encantado de haber descubierto el secreto
mejor guardado del psicólogo. El cuerpo de Ian ya no tiene secretos para él y
eso es un sueño para Juanito. No puede creerlo. Siente que está al borde del
infarto. Nunca pensó que se podría sentir tanto placer.
Aunque no es una verga gigantesca, no es pequeña. Tiene
un buen tamaño y es muy gorda. Juanito no pierde detalle de ese momento que
graba en su mirada y que está seguro que lo acompañará para siempre. Es una
alegría que le viene muy bien y que la saborea con ganas. Le gusta ver a ese
pedazo de macho desnudo en la ducha. Se mete en su ducha más tranquilo pero
ansioso. Le gusta Ian y no es sólo un desnudo lo que quiere, le gustaría poder
hablar con él pero no cree que le salieran las palabras. Juanito no tiene ganas
de ducharse pero Ian se ducha tranquilamente.
--pero ¿¡cuándo piensa salir este hombre? –piensa
Juanito.
Ve como sale de la ducha totalmente desnudo para tomar la
toalla. Lo ve de lado pero le ve todo bien y Juanito no cree que pueda soportar
tanto placer. Ian se pone la toalla en la cintura y entra en los vestuarios y Juanito tras él. A Ian por un lado le
molesta que Juanito no tenga bastante pero se muestra desnudo ante él
tranquilamente. Juanito le ve desnudo esa verga pero no quiere ser descarado y
se pone detrás de él. Así sólo le ve el culo pero no pierde detalles. Parece
que Ian no lo recuerda y eso le pone mal. Le gusta ver como se pone los bóxers,
los pantalones. Luego sí está ya frente a él, ve como se sube la cremallera.
Ian luce torso musculoso. Peludo pero no tanto como el trasero. Juanito desea
hablar con Ian, han compartido muchas cosas pero no le salen las palabras. Ian
sale el primero.
--hasta luego –le dice.
Que le hable a Juanito le gusta tanto como haberlo visto
desnudo. La voz de Ian se le clava en el
alma. Salta de alegría. Ha visto a Ian y además lo ha visto desnudo.
--¡es que mejor no me podía ir el día¡
Juanito sale muy contento. Hay una parada con productos
benéficos. Ya que no ha nadado nada, Juanito se para a comprar algo. Está
atendiéndole pero alguien que ya se iba vuelve a atrás y se choca con él. Es
Ian.
--perdona –le pide Ian amable.
Ian comenta una cosa con el dependiente y se vuelve a ir
dejando a Juanito deslumbrado. Después de verlo desnudo, le ha excitado
escuchar su varonil voz, sentir su presencia. Tenerlo al lado un rato después
de haber descubierto lo que esconde la ropa. Ha descubierto su secreto, es un
momento que le ha encantado compartir con él chico. Está muy excitado y tiene
ganas de quedarse a solas para masturbarse pensando en Ian. No quiere hacerse
notar más y se va dejando a Ian atrás. Está metido en su mundo, saboreando el
maravilloso momento que ha vivido. De repente una voz lo retiene y le hiela la
sangre.
--oye, perdona.
Juanito no puede creer que Ian sea el que se dirija a él.
No se atreve a girarse porque está seguro que se va a decepcionar. Ian se
acerca a él.
--perdona que te moleste. ¿Te puedo decir algo?
Juanito se va girando y se encuentra con una tierna
sonrisa que casi lo hace desmayar.
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